domingo, 20 de noviembre de 2011

Maraña

Lo estoy sintiendo y hacía mucho tiempo que se me olvidó cómo llamarlo. Lo veia en los demás y en sus ojos cristalinos pero no en mí, como el agua entre los dedos voy tejiendo mi red uniendo cada uno de los pedazos y el amanecer me alcanza cada tarde adelantándose a mis pasos. Me avisa de que el día acabó pero no para mí, mi mente avanza y corre más. La brisa acaricia mi piel y yo abro los ojos para mirarlo, sólo estamos tú y yo y nadie nos puede interrumpir. De vez en cuando me estremezco pensando que no irá más lejos y que en un segundo infinito mi cuerpo quedará suspendido en la nada y mil años luz faltarán de nuevo hasta que lo vuelva a encontrar. Sé que estás en algún lugar y te persigo como quien va detrás de un sueño, se revuelve y lo contengo pero es más fuerte que yo, quiere salir y gritar para callar de una vez a todos y sus murmullos,esos que no me dejan pensar y que me aprisionan. Me conoces bien porque estamos echas de lo mismo al fin y al cabo, eres parte de mi, ya sabes,ni contigo ni sin tí. Explotaré en mil colores que bañarán todo mi mundo y después sonreiré mirando hacía atrás porque sentiré que lo he conseguido y que yo sola he podido con todo. Sé que no me entiendes o no quieres entenderme pero eso es lo mágico el hablar sin palabras y el ver sin mirar. Se va creando una historia y no quiero que la caida debilite lo que ya está empezando a surgir, como un perro que sigue a su dueño me guia hasta mi camino, la senda que debí ver hace mucho tiempo y que estaba oculta tras el ocaso. Y ahora es el momento de aprovechar lo que el tiempo y la razón ponen en mi mano para no parar, seguir corriendo hasta el horizonte y abrir las peurtas a lo soñado.

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